Lydia Leyte, autora de la novela «El fuego envuelve tu nombre» -a la que aún no conozco personalmente, pero espero hacerlo en el II Encuentro RA-, ha tenido la amabilidad de dejarme este comentario en mi correo electrónico. Y claro, me ha encantado y quiero compartirlo con tod@s vosotr@s:
«Isabel, ¿te gustan las películas clásicas de aventuras? Ya sabes, esas en las que hay, misterio, sorpresas, cambios en la acción, malos y buenos, amor… y un largo etcétera. A mí, sí. Por eso he disfrutado tanto de El Protector. Has sabido condesar en una pocas páginas la historia que viven Martin y Vega, con una sabia mezcla de ritmo trepidante, propio de las películas de acción, y la delicadeza exquisita de una novela romántica al más puro estilo clásico.
La obra te lleva de la mano desde el inicio hasta ese final duro, sorprendente, de la trama de misterio, enternecedor, de la trama romántica. Los personajes principales, tan dispares entre sí, son seres idealizados, pero reales en su forma de pensar, de sentir; predecibles en el comportamiento propio de la novela romántica (su atracción y enamoramiento, por ejemplo), pero impredecibles en sus actuaciones de seres humanos capaces de construir su propia existencia (el alejamiento necesario para meditar si es posible una vida en común, fuera de esos acontecimientos que les ha obligado a la convivencia), y de vivir y comportarse de acuerdo con unos códigos morales, que tanto se echan en falta. Y el golpe final… ¡ahhhh, los malos se llevan sus merecido!!! ¡Y de qué manera!!! casi te dan ganas de rogar que existan más «Martin» en la vida real (no me hagas mucho caso, es que últimamente estoy un poco sanguinaria).
Es una novela llena de gracia, de expresión lingüística muy atractiva. Sabes condensar las ideas, pero sin que pierdan la fuerza para emocionar y motivar al lector. Gracias por este regalo sorprendente».
Besiños, Lydia
La obra te lleva de la mano desde el inicio hasta ese final duro, sorprendente, de la trama de misterio, enternecedor, de la trama romántica. Los personajes principales, tan dispares entre sí, son seres idealizados, pero reales en su forma de pensar, de sentir; predecibles en el comportamiento propio de la novela romántica (su atracción y enamoramiento, por ejemplo), pero impredecibles en sus actuaciones de seres humanos capaces de construir su propia existencia (el alejamiento necesario para meditar si es posible una vida en común, fuera de esos acontecimientos que les ha obligado a la convivencia), y de vivir y comportarse de acuerdo con unos códigos morales, que tanto se echan en falta. Y el golpe final… ¡ahhhh, los malos se llevan sus merecido!!! ¡Y de qué manera!!! casi te dan ganas de rogar que existan más «Martin» en la vida real (no me hagas mucho caso, es que últimamente estoy un poco sanguinaria).
Es una novela llena de gracia, de expresión lingüística muy atractiva. Sabes condensar las ideas, pero sin que pierdan la fuerza para emocionar y motivar al lector. Gracias por este regalo sorprendente».
Besiños, Lydia
2 comentarios
Gracias porque mi opinión te haya merecido el respeto como para ser publicada. Lydia leyte
Mil gracias a ti!!